Cuando
se apagan los latidos es mas difícil, no sé hasta cuando se puede buscar en los
demás lo que nos falta. ¿Qué se puede esperar de algo así?, los que estamos
rotos -como nosotros- no tenemos arreglo, ni parece
que haya un pegamento lo suficientemente bueno para no desquebrajarnos, porque
simplemente querido, ni ellos ni ellas lo son.
Qué
de sueños fugaces, y cuántos otros de años, impasibles en el tiempo. Tú
desapareciste, igual que mis estrellas, las visitas, como los sueños, cuando
son fugaces dañan por dentro, y no hay suficientes canciones de Sabina para
remediarlo...
No,
hay soledades que se clavan, y sin ti más, más de lo que hubiera podido
imaginar. ¿Dónde estás?, no te consigo olvidar y te echo de menos, mucho, tanto
que podría hasta perdonarte sólo por una mirada tuya mas, una mirada de las
nuestras, de esas cosas que eran nuestras. Con tus ojos todo se veía distinto.
Vuelve ya.
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