domingo, 5 de septiembre de 2010

A lo largo de un día puedes cruzarte con centenares de personas, la mayoría completas desconocidas... las puedes encontrar en la calle, en cafeterías, en el metro, en la cola del supermercado... 
Cada una de ellas con su vida y problemas diferentes o no a los tuyos... pero al fin y al cabo desconocidas.

Pero... ¿qué pasa cuando un día te das cuenta de que algunas personas con las que te relacionas a diario, que integran tu vida, son realmente unos desconocidos?.
No me refiero a camareros, el panadero o ese vecino que te saluda todos los días...           Si no.. ¿qué pasa cuando te das cuenta de que has podido tirarte meses saliendo, compartiendo e incluso durmiendo con un completo desconocido?.

A todos nos han roto el corazón alguna vez, y tenemos aprendida la lección, sabemos que muchas de las veces que caigamos no siempre va a haber alguien para recogernos, y que por supuesto la vida no te pone un arnés de seguridad.

¿Habremos acabado conformándonos con lo superficial por miedo a intimar y que nos hagan daño? o simplemente...¿Nos hemos vueltos tan  fríos y calculadores que sólo queremos sacar de las personas lo que nos interesa?.